viernes, 26 de diciembre de 2014

Fútbol y capitalismo.

¡Ay el fútbol...! Que deporte más bonito ¿verdad? Al menos lo era. Partiremos de que es cuestión de gustos, sin embargo mientras la mayoría es cada vez más fanática de este deporte, yo, voy al revés, cada vez me llena menos este deporte. Es cierto que siempre he sido un poco raro, de los que les gustaba ir a contracorriente, pero espero que puedan ver como yo la degradación a la que ha llegado este deporte.
Desde que no tengo conciencia siempre he sido fan del fútbol, y en concreto del Fútbol Club Barcelona, tanto que por lo visto según nací mi tío ya me tenía preparada la camiseta del Barça. He de admitirlo, me encanta el fútbol, tanto verlo como jugarlo, desde las tácticas hasta los más espectaculares goles, y no me cuesta reconocerlo.
No obstante, me duele hacerlo, me duele ver en lo que se ha convertido este deporte. Me parece vergonzoso hasta los límites que se está llegando.
Comenzaremos por la parte buena, el fútbol como cualquier deporte, tiene unas capacidades enormes. El fútbol es capaz de generar una ilusión y una unión que pocas o ninguna cosa puede, es capaz de crear esperanzas, amistades, parejas, abrazos... Pero sobre todo buenos ratos. El fútbol es así, capaz de unir a dos personas desconocidas en la celebración del gol de su equipo, capaz de unir a personas de cualquier lugar del mundo, incluso de unir todo un país bajo el mismo lema. Fijense si tendrá fuerza el fútbol que logra que muchos chavales centren su interés en él y lo aparten de las drogas, los videojuegos o el sedentismo.
El fútbol hace mucho bien si, eso no se puede negar. Sin embargo como todo lo que toca el capitalismo, lo destruye. No es difícil ver en lo que se ha convertido el fútbol, basta con poner el telediario y ver cualquier sección de deporte, la cual en muchos casos dura más que el telediario en sí y donde las noticias que se dan giran entorno a los dos clubs y jugadores más importantes. Los jugadores se han convertido en multimillonarios famosos que no saben que coche tirar para comprarse otro porque no le caben más, más interesados en su imagen pública y en ser modelos de marketing que en el partido que tienen dentro de unas horas, donde 'solo' se juegan las ilusiones de millones de seguidores. Mientras que los presidentes de estos clubs gastan millones de forma escandalosa para sacar beneficios después.
Recientemente ha salido en las noticias que Sergio Ramos, una de estas superestrellas, acaba de conseguir el título de la ESO ahora a sus 27 años tras haberlos abandonado a los 14 para dedicarse al fútbol. Hizo bien pensaréis, ¿pero qué pasa con esos miles de chicos que toman el ejemplo de Sergio Ramos y no llegan a la élite? ¿Vale todo en el fútbol? Eso parece.
Pero dejemos de pensar en esos futbolistas, presidentes o federaciones. Pensemos ahora en los fieles seguidores de los clubs, los cuales llevan toda su vida apoyando a su equipo.
¿Les parece justo que estos seguidores no puedan ir a ver un misero partido de su equipo por el carísimo precio de las entradas? ¿O que todas sus ilusiones estén depositadas en unos multimillonarios que tienen una milésima de esas ilusiones? No señores mios, no. No puedo ver justo que unos cobren no sé cuantos millones de euros por jugar a fútbol, mientras otros ponen ladrillos por seiscientos euros.
Creo que podrán ver como yo como el fútbol se ha convertido de un deporte a un negocio, que faltan sentimientos y sobran lujos.

Y para finalizar, creemos que es bastante la clara la función del fútbol en cuanto a distracción de otros temas más importantes que abarcan nuestras vidas, dándose una importancia e interés por él desorbitado/a. El fútbol se ha convertido sobre todo en el opio del pueblo, al cual mantiene preocupado por el fútbol más que por sus propias condiciones de vida.

NO AL FÚTBOL NEGOCIO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario